sábado, 22 de septiembre de 2012

Los cuentos del sistema electoral en PuertoRico




     En la memoria de muchos puertorriqueños quedó grabado, aquel miércoles 5 de noviembre de 1980 a las 2:30 de la madrugada, cuando el exgobernador, Carlos Romero Barceló, se proclamó ganador pese a que iba en desventaja con Rafael Hernández Colón por 1,000 votos.  Luego del famoso apagón a las 8:00 p. m. los números cambiaron como por arte de magia y aquella fue una de las elecciones más reñidas de la historia de Puerto Rico.
     Se proclamaron acusaciones de robo. Se denunció la existencia de  versiones de cajas llenas de papeletas sin contar, y por supuesto, la petición del recuento no se hizo esperar.  De todas maneras, la Comisión Estatal de Elecciones (CEE) confirmó la victoria de Romero Barceló por poco más de 3,000 votos.
     En cuanto al tema de fraude en el proceso eleccionario, el exgobernador, Pedro Roselló, en su libro A Mi Manera enfatizó que "el fraude electoral va incrementando no importa el partido, existe corrupción y fraude en todos los partidos".  Roselló opinó, además, que durante la contienda para el puesto de gobernador frente a Aníbal Acevedo Vilá en el 2004 también hubo robo eleccionario. En fin, que las acusaciones de fraude surgen en cada evento eleccionario marcando significativamente la credibilidad de los puertorriqueños en el sistema democrático del país. A juzgar por la historia, desde la época de nuestros abuelos escuchamos los cuentos de fraude de la CEE.  En la actualidad, el tema es el mismo.
      Este año no es la excepción. El caso de fraude en las primarias de Guaynabo es un ejemplo de la crisis electoral del país. El proceso eleccionario se presta para dudas en la integridad de las elecciones, pero jamás había quedado al descubierto y sin duda razonable un fraude de esa magnitud.  Las acusaciones involucran varios funcionarios públicos y de alto nivel.  Ante esta situación, ¿someterán acusaciones formales contra los involucrados? ¿Le aplicarán todo el peso de la ley?
 
     Héctor Conty, presidente de la CEE, creó una comisión especial que investigó el escándalo y el informe señala fraude masivo en la primaria PNP.  Desde falsificación de firmas y alteración de papeletas hasta en un esquema de mudanzas fatulas. El calígrafo habló por los empleados envueltos en el fraude.  Ya todo el mundo sabe lo que ocurrió, pero ¿y la querella, dónde está?
Según el informe del comité ad hoc entre los participantes se encontraban agentes de la policía que explicaron cómo se fraguó el esquema delictivo.  El plan, según los informantes, era sacar de carrera al novoprogresista Ángel Pérez. Con este propósito, los agentes mintieron sobre su lugar de residencia de manera que se les permitiera participar en la elección del distrito 6 y votar por Antonio Soto, el favorecido de Héctor O'Neill, alcalde de Guaynabo, a la Cámara de Representante.
Y la pregunta será, ¿a quién le tiemblan las rodillas? ¡Ahhhh! Esa es la pregunta de los sesenta mil chavitos.  Se alega que con el asunto de las mudanzas fatulas hay 53 empleados municipales de Guaynabo que mintieron sobre su residencia para beneficiar al candidato de O'Neill en las primarias.  Este hecho constituye un delito criminal que conlleva cárcel.  La CEE, el Departamento de Justicia, el Gobernador y el PNP están que no saben que hacer con el sal pa' fuera que se formó y todavía están pensando a quién culpar.  Ya veremos, con la guachafita que le vienen al pueblo.
Espero que a alguien se le ocurra desenmascarar al autor intelectual y sus cómplices para procesarlos como dicta la ley.  Ya empezaron las contradicciones cuando O'Neill anunció que contrató a exsuperintendente de la policía, Pedro Toledo, para que investigue cómo se orquestó el fraude.  El propio Toledo desmintió las expresiones O'Neill.  Al parecer, algunas personas fueron coaccionadas para participar del esquema de fraude, lo que pone el dedo acusador hacia funcionarios de alto nivel.  Con un poco de presión los involucrados hablarán, lo que facilita la investigación.
A pesar de que la posibilidad de fraude está presente en todas las elecciones, muchos confiábamos en nuestro sistema electoral. Tal vez, por la fe y la esperanza de soñar con un Puerto Rico mejor.  El pueblo recibió un golpe bajo a la democracia y espera acción para, de alguna manera, recuperar la confianza de nuestro sistema electoral. La evidencia es contundente. Vuelvo y  pregunto, ¿y la querella, dónde está?
Por Brenda Vázquez
5/junio/2012


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